martes, 7 de julio de 2015

Monólogo en verso medio existencialista.

A veces dudo de un “sí”, A veces pienso que no.
Ni siguiera estoy seguro de quién es ese tal “Yo”.
Aunque ya tan sólo escriba para escuchar esta voz,
surcar estas confusiones, contemplar este sabor,
y sentir ese gustico que provoca este dolor.
¿Soy una contradicción? ¿Soy azul entre leones?
¿Son mi cabeza y mi pecho, monstruoso huracán y trepidante sismo?
Son tan sólo sensaciones,
las “ideas claras” que tengo sobre mí mismo.

¿Es útil la incertidumbre?
¿Acaso hay seguridad?
¿Qué hay del que “duda de todo” y da por sentado que duda?
Eso no es dudar... ¿O sí?

¿Y si el lenguaje no existe, y no nos comunicamos;
tan sólo gesticulamos, en un sinsentido estéril,
placebo de lo más débil,
que nos mantiene engañados?
¿Qué tal si al decir “te odio”
tu entiendes un “mucho gusto”?
¿Qué tal si al decir “te amo”...
Yo te entiendo un “¡Qué curioso!”?
“Buenas tardes”, o “¡Qué importa!”
¿Quién garantiza empatía?
¿Quién garantiza no ser…
Un espejismo borroso?
No lo sé y tampoco sé
si alguna vez supe algo.
¿Quién sabe lo que es saber,
y sabe comunicarlo?

¿Qué tal si el tiempo y la historia no son un hilo continuo?
¿Qué tal si a cada segundo algo transforma nuestra mente?
Y altera nuestra memoria, creando un mundo diferente,
y cada instante que pasa tiene su propio sentido;

Todos perfectamente podríamos haber nacido ayer.
Nuestra vida: un puñado de recuerdos incrustados
en una mente maleable que nunca ha podido ver
más allá de un espejismo y sentimientos provocados.

Presente, pasado, futuro.
Quizás contienen al mundo,
quizás son sólo palabras.

¿Acaso todo termina, inconcluso, en “¿Qué tal si...”?
¿Acaso algo no termina?
¿Acaso algo tiene fin?

¿Qué tal si las dudas palpan?
¿Qué tal si las dudas nos dudaron a nosotros,
y nuestra intriga es tan sólo como mirar hacia atrás,
y nuestra vida y tesoros no son sino vidrios rotos
y nuestra ciencia es tan sólo un trabalenguas trivial?

¿Qué tal si todo es mentira?
¿Qué tal si todo es un sueño?
¿Qué tal si somos la sombra... de la sombra... de un recuerdo?
La verdad no es colectiva,
¿Amar? ¡Ni siquiera un convenio!
¿Qué es la amistad, la vergüenza?
¿Eres real, o eres simple? ¿Irreal, o complejo?

¿Soy yo mi propia ilusión,
o ustedes más que un delirio?
¿Es la nada colorida?
¿Es la vida un gran abismo?

¿Es la fuente de mis dudas
el guión de un viejo libro?


¿Somos un experimento?
¿Por lo menos un “tal vez”?
O no somos, no seremos,
y tan solo estamos dentro
de algo que fue, y que no es.

¿Para qué sirve buscarle el sentido a una vida corta?
Que ni siquiera da tiempo de averiguar si estás vivo,
Y si averiguas quién eres, ¡Te transforma!
pues conocerte mejor; hace que no seas el mismo.

¿A los poetas les importa?
¡Ellos disfrutan escribiendo!
¿Pero y nosotros,
los que gozamos creyendo que acariciamos su alma?
¡Qué importa! ¿No?
Si lo que amamos no existe...
Sospecharlo antes de saberlo no suavizaría el golpe ¿o sí?
¿Sería mejor no enterarse? ¿Sería posible enterarse?
¿Y si la verdad es sólo uno de muchos misterios?
¿Y la realidad tan sólo una de muchas verdades?

La especulación invade y ya nada brinda refugio ni abrigo.
Con tan sólo abrir los ojos, se anula lo no vivido.
¿Qué tantos de nosotros,
Qué tanto de nosotros, se anulará cuando despertemos?


¿Qué es el “Yo”?
¿Qué es el “presente”?
¿Qué es el todo, sino dudas,
que quizás, ¡Y sólo quizás!, habitan en nuestra mente?



Diego Fabián Ledesma Motta